viernes, 11 de diciembre de 2020

Dulce Madre no te alejes, tu vista de mi no apartes.

Bendita Virgen de Guadalupe, te pido a nombre de todos mis hermanos del mundo, la gracia de bendecirnos y protegernos. Danos una prueba de tu amor y bondad y recibe nuestra suplica y oración. 

Oh Purísima Virgen de Guadalupe! consíguenos de tu hijo, el perdón de nuestros errores, la bendición de nuestros trabajos; el remedio para nuestras enfermedades,la solución a nuestras necesidades, y todo lo que creas conveniente para nuestras familias. 

Oh Santa Madre de Dios, escucha nuestras humildes suplicas de tus hijos que delante tuyo dejamos nuestra necesidad, en la confianza de tu amor, que es reflejo del infinito amor de tu hijo, que es Dios, y que junto al padre y al Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos Amén.

¡Oh Madre mía de Guadalupe! Oh Señora mía Santísima hija de Dios Padre, Virgen purisima, gloriosa, dulce, bendita no nos dejes sin tu ayuda Madre querida, líbranos de todos lo peligros, auxílianos en las necesidades, resuelve favorablemente nuestros difíciles problemas pues sabemos que para ti no hay imposibles. 

A tu misericordioso corazón, Todo amor, magnanimidad y dulzura, y ante los pies de tu sagrada imagen quiero hoy confiar mis difíciles, casi imposibles problemas, angustias y penas. Ante ti pongo mis necesidades desesperadas para las que no encuentro salida, por ser superiores a mis fuerzas humanas y que tu, como Madre mía, bien conoces. 

Problemas para que los que no veo solución,  dificultades que  me parecen insuperables, aflicciones que agobian mi corazon y  me hacen sentir abrumado, solo y abandonado, disgustos, contrariedades y necesidades que te confió Santísima Madre mía de Guadalupe para que tu hagas el imposible de darlas satisfactoria solución: 

Oh gloriosa Madre, estoy seguro que con tu poder de mediación, con el amor que sientes por todos nosotros, tus hijos, con tu inmensa bondad, no dejaras que la ansiedad y el desconsuelo que hoy me invade y grandemente me afecta, quede sin remedio. En tus benditas y santas manos encomiendo mi vida, mi fe, mi esperanza y todo mi ser, nunca me abandones, nunca me dejes, Madre dame tu ayuda y protección y haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén

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